Sunday, February 08, 2009

Púa

Encontró y desechó a la vez: encontró lo relativo y desechó todo preconcepto; advirtió entonces que el comienzo y el final eran uno solo y que todo lo que virtualmente los separaba se esfumaba nublando bosques de otros mares. Abrió, como nunca antes, los dedos de sus manos (como cuando –cansadamente- se golpea el cuchillo en las sucesivas separaciones de las falanges) y acarició sus largos rubios, asqueada.

Sin más, se arrancó a mano desvestida un par de mechones hasta que la cobardía sedujo a la voluntad. Lloró. Lloró sin lágrimas; lloró con la garganta, con el esófago, con el intestino grueso. No lograba – ¡y cómo lo intentaba!- dar con la opresiva verdad; recordó que “la verdad es una sola: son muchas”.

Sonrió por dentro, se produjo el intercambio instantáneo y simultáneo entre su rostro interior y exterior. De pronto, se sintió satisfecha con su nueva vida, ¿qué nueva vida? Se desmayó.

Sintió, realmente sintió todo su cuerpo: podía reconocer cada gota de sangre que la recorría momento a momento. Por un minuto creyó que moriría y sus pies se llenaron de sudor frío (no como el frío de una tarde fría frente al mar frío, sino como el frío de una noche calurosa que, de súbito, se congela). No podía creerlo: había soñado lo que nunca se propuso. Se vistió y bajó a cenar.

1 Comments:

Blogger Unknown said...

me dio una sensación difícil de expresar
una mezcla de miedo e impotencia.
nu sé.
También me sorprende cómo veo tu blog justo cuando subís algo nuevo... una forma rara de telepatía.

Monday, February 09, 2009 3:21:00 AM  

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