Friday, September 09, 2005

Aerosoles, ¿Soles aéreos?

Sin duda una de las menores y menos relevantes contradicciones de la existencia, atrae la atención no solo por su carácter casi total de anagrama, sino también por la profunda y densa nube de subjetividades que envuelve a la cuestión. Del mismo modo existen otra serie de complicaciones que van más allá de la razón misma de ser, pero que por ese mismo motivo son tan inabarcables como insignificantes: es algo evidentemente notorio el hecho de que la caída en desuso de conceptos amorfos y vagos que no expresan más que incertidumbre es sólo una cuestión de corto plazo.
Abarcando más profundamente el tema, podemos distinguir una cantidad inmensa de perspectivas o ángulos posibles; aquella perspectiva adecuada y aquél ángulo exacto (y esto es de público conocimiento) no son alcanzables en tiempos mortales. Una vez más, la resignación como opción última en caso de elección sale a flote y provoca hondos sentimientos de frustración y autoconformismo condenable. Son, sin embargo, una faceta más de esta compleja red de la estructura que nos forma y nos transforma a cada momento y, lo que resulta aún más sorpresivo y roza lo mágico, sin que nosotros podamos siquiera advertirlo.
Tal vez haya estado latente desde tiempos no muy anteriores ni remotos -quizás sólo algunos minutos- la imagen de un tierno joven con sus cabellos al viento, el torso cubierto con una camiseta de todos y a la vez un solo color, pantalones de escasa longitud y calzado de caña alta; lo que lo vuelve un individuo digno de análisis es el hecho de que esté con un tubo metálico en su mano, sujetándolo con aire de superioridad y convicción a la vez de clandestinidad. Seguramente lejos de la luz y de cualquier avenida transitada, el tubo metálico que se adapta de manera acotada al título (bien podría ser un desodorante, pero daremos por supuesto que es pintura) en un acto de virtual satanismo posee al individuo y captura el control de su miembro superior izquierdo -no derecho, izquierdo.
Por otro lado, a lo mejor uno más saludable y centrado, existen también bendiciones de la medicina moderna, milagros del desarrollo biocientífico y, por fortuna, deleite de gran cantidad de pacientes con insuficiencia respiratoria. Suelen deducirse erróneamente aseveraciones infundadas concernientes a aspectos religioso-culturales; la intención misma de la raza humana está más allá de tales litigios. Salmeterol y propionato de fluticasona, otrora apodados "el dúo dinámico" son, en mi humilde opinión y en las incumbencias de mi vida personal, dos personas importantes con las que suelo reunirme todas las mañanas y tardes religiosamente: su combinación explosiva, pero bienintencionada es digna de ser al menos mencionada vagamente.
Es también cierto que se pueden matar cucarachas y cocinar en base a él, pero la primera utilidad por razones de asquerosidad extrema y la segunda por motivaciones personales serán obviadas y abarcadas, en un eventual futuro lejano, bajo otras formas y regulaciones. A favor o en contra, sus aplicaciones son inconfundibles y casi insustituibles, aunque de todos modos sería preferible dejar la sustitución en un pasado pisado, pulido y encerado. El tiempo traerá sus sedimentos, arrastrará sus partículas de tierra, y dará tumba y funeral propicio a quienes lo merezcan o necesiten.
Y es que el viento es tan impredecible como agradable que no cabe tamaña mención a él. Me pregunto si las licencias artísticas y las citas que se toman prestadas no son en realidad hurtos menores e insignificativos que cambian su mote negativo por uno más socialmente aceptado pero, en el fondo, no dejan de ser meros actos de violencia e inmoralidad. No es cuestión de engañarse: la violencia dista de ser ciencia.